Asociada también con el paso del tiempo (esto es, con la edad o el envejecimiento), la maculopatía es una dolencia que deteriora la visión central y también la capacidad de captar los detalles en las imágenes, sus colores y límites. Esta enfermedad tiene foco en la mácula, esto es, en la porción del centro de la retina, justamente aquella que cuenta con mayor capacidad para ver y discriminar colores. Esta parte del ojo –cuyas dimensiones no superan las de la cabeza de un alfiler-, es responsable por otorgar una visión nítida y por la captación normal del arco cromático. Es decir que una persona que padece maculopatía ve notablemente mermada su agudeza visual y su visión central, y además puede tener problemas para identificar tonalidades.
En el comienzo la persona que se vea afectada por una maculopatía senil o degenerativa empezará a ver los colores algo nublados, o con un efecto similar a la “niebla”. Luego, a medida que la maculopatía avanza, puede dar lugar a manchas 100% opacas.
En el caso de la maculopatía senil, la agudeza visual se pierde de manera irreversible, y de modo muy veloz. Puede que la persona pase a ver manchas opacas –es decir, que pierda buena parte de su visión central- en lasos a veces de escasos tres meses, y otras veces de hasta dos años.
A pesar de todo lo que se ha estudiado este problema, todavía se desconoce qué es concretamente lo que origina la maculopatía degenerativa. Se sabe, eso sí, que tiene que ver con un daño a nivel de la retina (es decir, con aquella área del ojo que presenta sensibilidad a los colores y la luz, y donde se conforman a las imágenes a la hora de ver); como señalamos oportunamente, la mácula es precisamente un fragmento clave de la retina, justamente el que dispone de aquellos recursos que facilitan la agudeza visual.
Tratamiento de Maculopatía
El modo de frenar este proceso de deterioro de la visión que plantea la maculopatía ya sea senil o congénita, es someterse a un tratamiento conocido como fototerapia dinámica, que está conformado o que plantea ciertas etapas sucesivas. Este tratamiento –que aplica particularmente al control de la maculopatía húmeda- incluye en primer lugar la inyección de un medicamento de manera intravenosa, que debe viajar por la sangre para unirse a las células dañadas a nivel del ojo. Luego el proceso incluye la aplicación muy breve de láser no térmico, a fin de activar el medicamento en el sitio deseado. Al activarse, el medicamento inoculado destruye aquellos vasos de formación anormal en la retina, preservando el nivel de agudeza visual que tiene la persona. Es decir, con este procedimiento la maculopatía ya no avanzará, pero el tratamiento no hará que la visión mejore, sino que simplemente detendrá el deterioro (lo cual no es poca decir, tratándose de un tema tan clave como la vista). Claro que antes de poder someterse a estos procedimientos, el paciente deberá efectuarse análisis sanguíneos de rutina.
Como tema general, cabe indicar que existen diversas clases y manifestaciones de esta enfermedad visual. Existe por caso una maculopatía húmeda, y otra maculopatía seca. La primera se presenta apenas en una décima parte de los casos: por lo común deviene de un edema, esto es, de la acumulación de líquido en el área macular, que en ocasiones experimenta pérdidas o hemorragias. Y si bien esta clase de maculopatía suele concluir por sí misma, a veces arrasa con la capacidad para discernir colores y ver con nitidez.
Por su parte, la maculopatía seca es una afección mucho más frecuente (esta modalidad se presenta en el 90 por ciento de las veces) y no incluye ni formación de edemas ni hemorragia. En este caso estamos ante una maculopatía degenerativa, que avanza pero que encuentra un límite. Por lo común, la persona afectada advierte cierta deformación de los objetos, y una tendencia a la ondulación de las líneas rectas. La maculopatía puede afectar a ambos ojos, o a uno solo. Y al individuo le dificulta la lectura, porque aparecen manchas allí donde se debería ver con nitidez.
Maculopatía Miópica
La maculopatía en cualquiera de sus formas no provoca ceguera. No obstante, lo que sí ocasiona son grandes dificultades para ver de manera nítida, y naturalmente también para leer. Además se altera la captación de los colores.
Por otra parte existen otras formas de maculopatía, como por caso la diabética, que puede darse en pacientes que padecen esta enfermedad. Y también puede darse el caso de maculopatía miopica en casos de pacientes con miopía muy alta.
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